viernes, 3 de abril de 2015


De las exposiciones, a veces se hace un catálogo. Otras veces no se hace. Y en alguna ocasión excepcional, se hace un buen libro en lugar del consabido catálogo. Pues aquí nos hallamos ante una de esas ocasiones. 
El ilustrador mexicano José Guadalupe Posada fue un cronista excepcional de la historia cotidiana de su país entre finales del siglo XIX y principios del XX. Por medio de sus dibujos y viñetas, el autor, a quien admiraba profundamente el muralista Diego Rivera, captó la marginalidad, la tragedia, la risa, la fe o la muerte, para transmitir una imagen de su cultura que aún hoy está presente en los artistas mexicanos de las generaciones más recientes.
José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios… En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos.
Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar. En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano.
La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero Posada es más que las calaveras, su temática es vasta.


Fantasías, calaveras y vida cotidiana
Agustín Sánchez González y otros
Ed. Turpin Editores. 16,5x23,5 cm
163 páginas. Castellano