viernes, 24 de enero de 2014


Como en cualquier actividad humana, en la comunicación visual automatizamos los procesos y utilizamos el conocimiento inconsciente, esto es, utilizamos recursos sin ser conscientes de que lo hacemos, en algunos casos ni siquiera hemos racionalizado esos recursos, los tenemos inconscientemente aprehendidos: se puede hacer una metáfora sin saber lo que es una metáfora. La gramática visual precisamente trata de sistematizar esos recursos. Este manual de Christian Leborg lo hace de una manera sencilla y muy visual, cabe decir que incluso algo primaria. Define de forma sencilla y totalmente gráfica los elementos básicos del lenguaje visual y sus procesos y relaciones. A medio camino entre tratado gramatical y diccionario visual, funciona como una practiquísima herramienta y guía de consulta para descodificar y producir mensajes visuales. El punto de partida idóneo para iniciarse en la alfabetización gráfica. Alguien lo ha comparado con una especie de La sintaxis de la imagen, pero para twitter. Es inmediato, breve, directo, práctico y más visual que argumental.


Gramática Visual. Christian Leborg
Ed. Gustavo Gili. 17,5x21,5 cm.
96 páginas. Castellano


miércoles, 22 de enero de 2014


Resulta inquietante –un día habrá que abrir ese debate– ver cómo cada vez más se presentan libros al mercado que en apariencia son infantiles, y que sin embargo se ocupan de temas trascendentales. Este es el caso, basado en un cuento de tradición oral africano. La muerte, los dioses, el creacionismo, podríamos discutir si son temas para el alcance indiscriminado de los menores... Al final, toca a los padres leer antes los libros infantiles, que tampoco está mal. Pero no es esto lo que nos ocupa, sino las ilustraciones de Miguel Ángel Pérez Arteaga, que por sí mismas tienen valor suficiente: son rudimentarias, de acuerdo con el origen de la historia, y al tiempo de gran potencia expresiva y evocadora. 

Lagarto Bosu y las plantas que no mueren nunca . Miguel Ángel Pérez Arteaga 
Ed. Milratones. 25x23 cm. 32 páginas. Castellano

miércoles, 15 de enero de 2014


Por una u otra vía y más allá de la lectura de El País, raro es el día que no nos encontramos en nuestro correo, en redes sociales una viñeta de El Roto. A veces la que ha publicado ese día en el periódico, otras la que la actualidad rescata y expone a una segunda mirada. El lenguaje de El Roto, se ha dicho hasta la saciedad, es brillante, mordaz, lúcido, hiriente... Pero además es compartible: apenas un par de segundos contienen una reflexión que daría para horas... Se supone que eso es lo que deseamos en esta nueva cultura de lo inmediato y de la atención fragmentada. Mondadori hace ya mucho recoge cada cierto tiempo estas pequeñas antologías, que sirven además para entender el doble nivel de lectura que este autor propone: la viñeta tiene un siginificado el día que se publica, apegado casi siempre a la noticia... Pero reserva para la lectura atemporal una perspectiva distinta. Vistas así, juntas, quizá a los profesionales nos desvela la habilidad del trazo y el lenguaje contundente –gráfico y escrito–... Pero siempre podemos después regalarlo en navidades: porque este es uno de los mejores regalos que se nos ocurren.

A cada uno lo suyo. El Roto
Ed. Mondadori. 14,5x 17,5 cm. 106 páginas. Castellano

jueves, 9 de enero de 2014


Interesante reedición de la obra que en 1924 escribiera Erwin Panofsky, para muchos su primer trabajo ambicioso y, desde luego, una propuesta seminal de lo que van a ser sus contribuciones posteriores donde se plantea una pregunta reiterada: ¿qué significados se esconden tras las apariencias 
de las imágenes? El libro, en diálogo con Cassirer, se aproxima a los asuntos de lo bello y el arte en los diálogos de Platón, y llega en un  momento esencial para la construcción de los cimientos de la Historia del Arte que empieza a consolidarse de la mano de Riegl, Wölfflin y Warburg —este último decisivo para Panofsky—, quienes entre mediados de los 80 y finales de los 90 del 1800,  elaboran los principios fundacionales de la disciplina tal y como se la conoce. Aunque lo más interesante del autor, cuyo vastísimo conocimiento que despliega frente al apabullado lector contemporáneo que aspira a empaparse de la cultura prodigiosa de la cual hace gala, es una forma de trabajo desjerarquizada que parece aplicarse de igual manera a todas las obras sin tener en cuenta la “calidad” de las mismas. Esa mirada desjerarquizada plantea una idea muy contemporánea, próxima a los “estudios vi­suales”: a cada época le corresponde un sistema 
de representación visual que facilita la lectura de cualquier imagen que surge dentro del mismo. 
Es esa particularidad de su pensamiento la que preludia una mirada actual que vuelve a situar a Panofsky en el centro de una indudable discusión moderna.
Erwin Panofsky (Hannover, 30 de marzo de 1892 - Princeton, Nueva Jersey, 14 de marzo de 1968) fue un historiador del arte y ensayista alemán exiliado en los Estados Unidos. Su obra más conocida es Estudios sobre iconología, pero sus monografías sobre Durero, Tiziano, los artistas flamencos o el arte funerario son trabajos fundamentales en la estética del siglo XX.


Idea. Erwin Paniofsky
Ed. Cuadernos Arte Cátedra. 12,50x17,7 cm
278 páginas. Castellano

jueves, 2 de enero de 2014


En la reedición de textos clásicos se está encontrando a través de la ilustración una reivindicación del libro como algo más allá de la obra escrita susceptible de acabar en una pantalla gris. Sin querer hablar de libro-objeto (todos lo son), es un género al alza, convertir el libro en deseable. Este segundo volumen de la obra de Víctor Hugo es un ejemplo de ello. La edición es exquisita y perdurable, cuidada. Sin escatimar en medios –bien vale los 25€ que cuesta– lo que le da valor es la ilustración de Benjamin Lacombe, que explora en esta obra la época medieval y se deleita ofreciendo su interpretación personal de un imaginario que, en medio del bullicio y los clamores, ha forjado tres personajes de leyenda: Esmeralda, mujer fatal; Frollo, archidiácono maldito; Cuasimodo, jorobado y tuerto, de gran corazón. Y, como telón de fondo, una imponente catedral.
Benjamin Lacombe es un ilustrador y autor francés nacido el 12 de julio de 1982 en París, donde actualmente vive y trabaja. Sus ilustraciones se destacan por un estilo caricaturesco que dennotan elegancia, fragilidad y melancolía. En 2001 se unió a la Escuela Nacional de Artes Decorativas (ENSAD), en París, donde continuó su formación artística. Durante sus estudios, Benjamin trabajó en publicidad y animación y, con sólo 19 años, edita su primer cómic. Lo que en un principio fue su proyecto de fin de carrera, pasó a ser su primer libro para niños: Cereza Guinda, el álbum que él mismo escribió e ilustró fue publicado por Les editions du Seui en marzo de 2006. Al año siguiente, Benjamin se convirtió en una joven celebridad del mundo editorial desde su exitoso lanzamiento en Estados Unidos por el sello Walker Books y gracias a la nominación de la prestigiosa Revista Time que ubicó a Cereza Guinda dentro de los 10 mejores libros para niños publicados en el año 2007. Desde entonces, escribió e ilustró muchos libros abordando temas tales como la infancia, la melancolía y la diferencia. Para ello, ha utilizado técnicas variadas como el gouache, el lápiz y el grafito, las acuarelas y la pintura al óleo.
A lo largo de su trayectoria, Benjamin ha trabajado con Albin Michel, Barefoot Books (EE.UU.), Edelvivives (España), Hemingway Corea (Corea), Milan, MaxMilo, Cerbatana, Sol, Walker Books (EE.UU.) y Le Seuil Jeunesse, la editoral con la que publicó la mayoría de sus libros.
Entre sus fuentes de inspiración se encuentran el movimiento Prerrafaelistas y el Quattrocento Italiano, primitivo flamenco, así como también artistas más contemporáneos: Tod Browning y su mundo “monstruos”, Tim Burton, Fritz Lang y su película Metropolis, Ray Harryhausen, David LaChapelle o Diane Arbus. Su entorno personal y social también son parte de su inspiración. Un ejemplo de ello es su perro Virgil, a quien procura incluir en la mayoría de sus obras.
Si bien la mayoría de las producciones de Lacombe conciernen al sector juvenil, también publicó libros ilustrados para adultos incluyendo entre ellos una versión de los “Cuentos Macabros” de Edgar Allan Poe, con la traducción de Baudelaire, y ahora esta Nuestra Señora de París, de Victor Hugo.
Otros artistas han trabajado a partir de obras originales de Benjamin Lacombe, como Julien Martinez, un escultor y creador de muñecas contemporáneas, o Emmanuelle Andrieu, de la Casa de la Vidriera, que realizó una vidriera a partir de una ilustración de “Cuentos Macabros”.


Nuestra Señora de París . Víctor Hugo. Ilustraciones de Banjamín Lacombe
Ed. Edelvives. 20x28 cm. 2 volúmenes
240 y 392 páginas. Castellano