miércoles, 23 de enero de 2013


“Goliat”, de Tom Gauld, es todo un ejercicio de buen cómic. Una obra que, bajo su aparente sencillez, esconde una amplia gama de matices tanto en lo narrativo como en lo estético.
Como primera sorpresa, destaca el hecho de que, como sucede con libros como “A sangre fría” o “Crónica de una muerte anunciada”, el lector sabe desde el primer momento el trágico desenlace de la historia, sin embargo, el talento de Gauld consigue que la narración resulte tan absorbente que parezca que se está leyendo por primera vez.
El asombro continúa cuando comprobamos que Gauld es capaz de construir una obra sólida y coherente con un hecho que para muchos otros autores no pasaría de la anécdota. Para ello, recurre a un muy buen tempo narrativo, una buena labor de creación de personajes, a unos escenarios reconocibles –que permiten contar de forma precisa en qué lugar se encuentran los personajes en cada momento y cómo transcurre el paso del tiempo en sus vidas– y, lo más importante, a un cambio radical en el planteamiento que, por primera vez, pone a Goliat como protagonista de la historia, con sus dudas y con sus preocupaciones, en lugar de centrar la atención en el siempre virtuoso David.
Por último, un dibujo sencillo, potenciado por un buen uso del bitono, hace que este Goliat resulte un libro delicioso y entrañable, que hace que la nueva temporada de lanzamientos editoriales en el mundo de cómic comience con muy buen pie.

Goliat. Tom Gauld
Sins Entido / Apa-apa. 96 páginas. Castellano