sábado, 6 de febrero de 2010

Un cuadro puede ser leído de múltiples formas. Además de sus atributos artísticos, han de tenerse en cuenta en esa interpretación aspectos relativos a quiénes lo encargaron, a quiénes iba dirigido o a su contexto histórico y sociológico.
El historiador rumano Victor I. Stoichita explica en este ensayo todas esas particularidades de forma amena, logrando que el academicismo no sea necesariamente sinónimo de tedio.
Para ello, echa mano no sólo de diferentes ejemplos pictóricos –como los autorretratos de Rembrandt, el retrato del esclavo Juan de Pareja y La Rendición de Breda de Velázquez o diferentes obras de Caravaggio que se muestran, en la mayoría de los casos, en imágenes a color– sino también literarios, citando a, entre otros, Cervantes, Gracián, Erasmo y Góngora.
Un interesante ensayo, muy bien presentado en lo que se refiere a su aspecto externo –como la elección de la tipografía y su cuerpo, la mancha de texto, la distribución de los blancos y los pies de foto–, en el que se percibe claramente la influencia de las teorías hermenéuticas de Gadamer las cuales entienden el análisis de los textos y del arte de manera amplia, compleja e interrelacionada con otros muchos acontecimientos y disciplinas.

Cómo saborear un cuadro. Victor I. Stoichita
Cátedra. 102 páginas. Español