jueves, 18 de febrero de 2010

Actualmente, la responsabilidad medioambiental del diseñador es un requisito indispensable a la hora de poder desarrollar con éxito su trabajo. A día de hoy, un buen diseño no lo será tanto si para su producción es necesario un gasto excesivo de agua, si las materias primas proceden de proveedores no certificados por ciertos organismos o si es imposible su reciclado una vez finalizada su vida útil.
De esta forma, tanto los diseñadores como las empresas productoras, temerosas de que el cliente final rechace sus creaciones, han comenzado a mostrar claramente una conciencia ecológica. Muestra de ello son los mil ejemplos que Rebecca Proctor recoge en “Diseño ecológico”. Un libro en el que es posible encontrar todo tipo de productos para hacer más fácil y agradable la vida cotidiana, desde vajillas a tejidos sin olvidar todo tipo de mobiliario e incluso juguetes, cuya característica principal es que son respetuosos con el Medio Ambiente en mayor o menor medida.
Para determinar este nivel de respeto, cada uno de los ejemplos recogidos se acompaña de una serie de iconos que determinan si el producto en cuestión es biodegradable, fabricado sin sustancias tóxicas, reciclable, reciclado, de comercio justo o de origen local.
Para ser coherente con lo que enuncia, era necesario que este libro contara también con sus certificaciones medioambientales, algo que se ha conseguido gracias a su impresión en papeles con certificación FSC, hecho que queda un tanto empañado debido a que dicha impresión se ha realizado en China, país conocido por sus altas emisiones de CO2.

Diseño ecológico 1000 ejemplos. Rebecca Proctor
Gustavo Gili. 352 páginas. Castellano