martes, 17 de diciembre de 2013


En ocasiones, la complicidad del lector es un ejercicio heróico. Con el autor y con el editor. Nos referimos a esos libros en que uno no puede evitar dudar sobre si está ante una genialidad o una tomadura de pelo, porque la línea es delgada y difusa... Tienen especial mérito esas ediciones. 
Es el caso de “Pulir”. atendiendo a la nota de la editorial, demos por bueno que puede ser un libro de arte contemporáneo, de humor e incluso de autoayuda. En cualquier caso, merece la pena acercarse a él, aunque solo sea por descubrir hasta dónde la pasión por el absurdo nos puede, porque se trata de un libro para unos pocos, y falta saber si estamos o no entre ese grupo de elegidos. Una vez que hemos condenado a nuestra propia especie, una vez que el Arte ha demostrado que es incapaz de salvarnos, solo podemos recurrir a lo idiota, a lo fútil o a lo desconocido para evocar un tiempo en el que todo parecía más fácil, en el que no sabíamos qué hacíamos ni por qué lo hacíamos, pero en el que nada de todo eso hacía falta para sentir el contento de vivir. Nacho lleva tiempo invocando la paz, el orden, el amor y la alegría en sus miles de páginas garabateadas. A decir suyo, no sabe cómo hacerlo, pero sabe hacerlo bien, porque posee un gran poder: el de quien no se lo propone, el de quien simplemente no sabe hacer otra cosa en la vida. En realidad, Nacho no tiene ni idea de qué diablos hace cuando dibuja, pero lo hace. Y la gente ríe cuando lo ve. Y entonces él se pone contento, y dibuja más.

Pulir. Nacho García
Ed. Fulgencio Pimentel. 16,50 x 24 cm
208 páginas. Castellano